Desde hace ya varios años, la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) viene trabajando en proyectos de innovación tecnológica que tienen como fin apoyar a grupos vulnerables, particularmente de aquellos que presentan alguna discapacidad, así como a los procesos de enseñanza-aprendizaje.
A partir de diferentes grupos de investigación multidisciplinaria pertenecientes a la propia universidad, así como de otras instituciones nacionales e internacionales, la idea es aportar datos, estudios, proyectos científicos y tecnológicos que contribuyan al desarrollo de la tecnología inclusiva en la educación.
De acuerdo con el Dr. Jesús Andrés Sandoval Bringas, catedrático del Departamento Académico de Sistemas Computacionales (DASC), esta línea de trabajo tuvo su origen en un proyecto denominado “Samanta”, en su momento liderado por el Ing. Miguel Espíritu Jiménez, profesor del área.
“Consistía en un dispositivo hecho para una señorita con parálisis cerebral. Desarrollamos un sistema de combinación de software para que se pudiera comunicar con su papá y fue a partir de entonces que, sensibilizados por lo que se nos presentaba en ese momento, decidimos apostar aún más por este tipo de prototipos”, refirió el académico universitario.
Señaló que, desde entonces, esta apuesta ha ido creciendo, al grado que actualmente la universidad pertenece y es miembro fundador de la Red Internacional de Tecnologías Inclusivas y Educativas, donde evidentemente todas las disciplinas presentes interactúan con este tipo de investigación y desarrollo de proyectos.
Como parte de este grupo, un equipo de la UABCS, con apoyo del Departamento Académico de Humanidades, llevó a cabo un censo en 2017 con estudiantes de nivel básico en la entidad.
De acuerdo a los resultados, de un total de 26,234 niños de preescolar, 971 sufría alguna discapacidad; y de 88,558 de primaria, casi 3 mil padecían un problema de este tipo. Esto ejemplifica el gran reto que tenemos en la materia, según sugirió el Dr. Sandoval Bringas.
Apuntó que estos proyectos deben enfocarse a mejorar el acceso a las tecnologías y avanzar hacia una sociedad de la información donde la inclusión social y la incorporación del conocimiento en las estructuras productivas sean pilares de la sostenibilidad.
De igual forma, reparó en la importancia de que estas acciones se acompañen de la investigación de expertos en el área de salud, de pedagogos, psicólogos, por mencionar algunos, pues a partir de allí, es como se debe planear el desarrollo y aplicación tecnológica.
Mencionó que cuando se habla de inclusión, no sólo debe referirse a cierta discapacidad, también deben contemplarse otros factores como la desigualdad de género o la vulnerabilidad económica.
En el caso de la UABCS, aseguró que se viene trabajando en todos estos frentes, es decir, proyectos que sean inclusivos, de calidad y que cumplan con todas las normas y expectativas, pero que también sean accesibles para la población que así lo requiera.
Particularmente, en el DASC han desarrollado en los últimos años dispositivos para apoyar a personas con problemas motrices, de debilidad visual, auditivos, al igual que en materia educativa, con herramientas didáctico-pedagógicas, proyectos en los que no sólo participan profesores, sino también estudiantes.
No obstante, hizo hincapié en que, a raíz de la pandemia, se hicieron evidentes los grandes retos que se tienen en la era digital, incluso, para las personas que tienen los medios y no presentan ninguna discapacidad. Pero, sobre todo, la falta de acceso a los recursos tecnológicos por parte de un sector muy grande.
Esta situación debe llevar a la reflexión y sensibilización con objeto de avanzar más en estos temas y aplicar estrategias que ayuden a cerrar las brechas digitales y a desarrollar las competencias necesarias para promover una mayor igualdad en el seno laboral, educativo e, incluso, social.