Desde hace dos años, en la Unidad Académica Pichilingue de la UABCS se ubica el Centro de Rescate y Rehabilitación de Especies Marinas, para atender pequeños cetáceos, tortugas, lobos marinos, entre otros.
A pesar que México tiene menos del 2% de la superficie de mares del planeta, de acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales se ubica dentro de los 12 países que mayor riqueza presenta en especies que habitan este tipo de ecosistemas.
En el caso de Baja California Sur, particularmente en el Golfo de California, existe una gran diversidad donde se incluye a la megafauna marina, que se constituye por focas, lobos marinos, cetáceos, cachalotes, delfines, así como tortugas marinas, tiburones, marlines, pez vela, entre otros.
De acuerdo con el Dr. Hiram Rosales Nanduca, Profesor-investigador del Departamento Académico de Ingeniería en Pesquerías de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), la megafauna marina se puede definir como cualquier animal que vive en el mar y tiene un peso superior a los cuarenta kilos.
A pesar de que existen estudios muy importantes en torno a estas especies, refiere que aún es poco lo que se sabe de muchas de ellas, no obstante que representan un eslabón muy importante de la cadena trófica y su desaparición tendría graves consecuencias a futuro.
Esta situación implica grandes retos desde el punto de vista de la conservación y, en especial, de la investigación, desde donde se deben aportar datos que ayuden a construir estrategias, diseñar políticas públicas y crear conciencia social.
En apego a ello, el Dr. Rosales señala que desde hace un par de años en la Unidad Académica Pichilingue de la UABCS se creó el Centro de Rescate y Rehabilitación de Especies Marinas, que se diseñó en conjunto con el Museo de la Ballena y Ciencias del Mar, A.C., y la asociación MMARES, A.C.
Desde este espacio, con el apoyo de investigadores, académicos y estudiantes universitarios, no sólo se brinda la atención y medidas de recuperación para un probable regreso al hábitat de las especies rescatadas, sino también funge como un laboratorio para generar conocimiento nuevo.
Según Francisco Rebolledo, Responsable Operativo del Centro de Rescate Museo de la Ballena, este proyecto surge a raíz de las acciones que distintas organizaciones vienen realizando desde hace una década en La Paz.
A la par de los equipos de trabajo, indicó que se trabaja de la mano con las autoridades respectivas, pues existe una legislación y un protocolo específico de atención a varamientos en los 17 estados costeros de México.
“Nosotros pertenecemos a los 11 que existen del lado del Pacífico. Somos 1 de las 4 entidades principales donde se pueden observar la mayor cantidad de mamíferos marinos y otras faunas, de allí la importancia de contar con este centro especializado”, agregó.
En cuanto a las acciones que llevan a cabo, puso como ejemplo el caso de una tortuga. Al ingresarla, lo primero es tomar sus referencias como el sexo, peso, medidas, signos generales y la evaluación respectiva para iniciar con su rehabilitación. De ser exitoso el proceso de curación, se busca la reintroducción a su hábitat lo antes posible.
Aseguró que, incluso, hay ocasiones en que los animales después de muertos pueden brindar información muy importante, para conocer las causas de su deceso u otros datos relevantes.
Dio a conocer que en este tiempo han atendido varamientos hasta de 1,300 kilómetros al norte y 250 hacia el sur. Los animales más comunes a la fecha han sido lobos marinos, ciertas especies de delfines y tortugas, que generalmente se atienden por intoxicación, enfermedades o golpes que sufren por alguna embarcación o arte de pesca.
Complementario a estas actividades, dijo que se hacen recorridos informativos para escuelas y otros sectores de la sociedad, a fin de difundir la importancia de cuidar estas especies y concientizar a la población; además que a un costado del Centro se habilitó un auditorio para impartir talleres de capacitación. Aunque, claro está, por motivos de la pandemia este tipo de dinámicas están detenidas.
Aseveró que todas las personas nos podemos involucrar desde casa, pues la cultura de la conservación y protección de la naturaleza se puede inculcar a los más pequeños, para lo cual existen muchos materiales interactivos, didácticos y lúdicos que permiten conocer más detalles sobre la fauna marina.
Finalmente, Francisco Rebolledo recomendó a las personas que encuentren un animal marino o incluso silvestre, respetar siempre su espacio y, en caso de que se encuentre herido, no intentar acercarse y mejor hacer el reporte al 911 para que sea atendido por los expertos.